Hoy en terapia (una de mis grandes fuentes de sabiduría interior) con una paciente, hablábamos sobre las expectativas.

Las expectativas son de cada uno.
Yo creo las expectativas desde mis creencias, pensamientos y valores.
Las pongo en otros cuando yo no estoy “llena”, cuando yo no estoy conmigo, cuando no logro darme lo que necesito, cuando no me reconozco y cuando dejo de acompañarme.
Poner expectativas en otros es soltar nuestra responsabilidad.
Así como es mi responsabilidad alimentarme bien y para eso necesito nutrientes, no puedo darle a otros la responsabilidad de hacer que me sienta bien.
Si quito las expectativas ¿qué queda?
El postre.
Si yo me doy lo que necesito, lo que los demás pueden darme es un postre.
Hay quien es bueno para hacer pasteles, otro galletas y otro para ir a comprar chocolates. Si quito las expectativas de lo que los demás “deberían” de darme, puedo realmente disfrutar lo que me pueden/quieren dar.

¿Qué expectativas tienes de otros?